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La compra de paquetes a ciegas: Cuando el destino decide tu compra



 La compra de paquetes a ciegas: Cuando el destino decide tu compra

Oiartzun, España - Porque la emoción de comprar lo que realmente necesitas es demasiado aburrida, Carrefour Oiartzun ha decidido revolucionar el comercio con su nuevo y atrevido mercadillo de paquetes perdidos.

Imagina pagar 2,20 euros por cada 100 gramos de pura incertidumbre. Eso fue lo que cientos de clientes vivieron este 16 de marzo, cuando se lanzaron como sabuesos a escudriñar paquetes cerrados, tratando de adivinar qué tesoro (o basura) les esperaba dentro.

El evento, descrito por algunos como "la ruleta rusa del consumismo", provocó escenas dignas de un reality show: señores mayores con ojos entrecerrados evaluando el peso de un paquete como si fueran catadores de vino, amas de casa sacudiendo cajas con la precisión de arqueólogas y niños emocionados por la posibilidad de encontrar juguetes… o latas de atún caducadas.

Los resultados fueron tan inesperados como trágicamente cómicos. Entre los hallazgos más destacados estuvieron una pantufla suelta (su dueña debe estar caminando con una sola desde hace meses), un molde de galletas con forma de reno en pleno marzo, y un cargador de Nokia de 1998, recordándonos que la tecnología avanza, pero los paquetes perdidos son eternos.

Algunos compradores aseguraron haber hecho "el negocio de sus vidas", mientras otros solo encontraron existencialismo en su compra. "Gasté 15 euros y ahora tengo tres kilos de cables USB que no sé de qué generación son", lamentó un cliente con la resignación de quien ya aceptó su destino.

Ante el éxito del evento, Carrefour está considerando expandir la idea y lanzar un nuevo sistema de suscripción llamado ‘Amazon Roulette’, donde cada mes recibirás un paquete aleatorio con productos que podrían ir desde un reloj de pared hasta un recambio de escobilla de baño.

Porque, al final del día, la emoción de la compra no está en lo que adquieres, sino en el riesgo de terminar con una colección involuntaria de cargadores y objetos inútiles. ¡Hasta la próxima, compradores compulsivos!

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