¡Sheinbaum lo hizo! Ahora Trump quiere ser su fan número uno
Ciudad de México - Parece que el mundo al revés se ha hecho realidad. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, acaba de recibir el mayor cumplido político que cualquier mandatario latinoamericano podría soñar: ser elogiada por Donald Trump. Y no solo eso, sino que la ha llamado "dura" y "maravillosa".
Todo comenzó el 27 de febrero cuando el gobierno de Sheinbaum envió a Estados Unidos a 29 narcotraficantes, encabezados por Rafael Caro Quintero y acompañados de una generosa dotación de "recuerdos" del narco mexicano. Según The New York Times, esta acción fue una de las medidas "más audaces" de Sheinbaum contra el crimen organizado, lo que parece haber impresionado al magnate estadounidense. Fuentes cercanas a Trump aseguran que la conversación entre ambos mandatarios al día siguiente de la extradición fue tan emotiva que casi terminan intercambiando pulseras de la amistad.
Pero no todo fue felicidad. Minutos después de la entrega de los capos, el celular de la presidenta mexicana fue hackeado. Aunque no hay confirmaciones oficiales sobre quiénes fueron los autores del ciberataque, algunos teóricos de la conspiración sospechan que los narcotraficantes extraditados pudieron haberse colado en el WiFi del gobierno antes de partir. Otros sugieren que se trató de un "regalito" de bienvenida de alguna agencia extranjera con talento para el espionaje digital. Desde Palacio Nacional, el silencio es total, aunque un portavoz declinó hacer comentarios porque, al parecer, no recordaba su propia contraseña.
Pero eso no es todo. Trump, en un acto de respeto supremo, decidió posponer los aranceles que entrarían en vigor el 4 de marzo hasta el 2 de abril, dándole a Sheinbaum un mes de "gracia" para seguir demostrando su "mano dura". Sin embargo, el 12 de marzo, Estados Unidos le aplicó a México un nuevo golpe: aranceles del 25% contra el acero y el aluminio.
"Es un gesto de amistad", explicó un funcionario de la Casa Blanca, "una muestra de respeto, pero con un toque de proteccionismo". En otras palabras, Trump podría considerar a Sheinbaum su nueva "bestie", pero eso no significa que le vaya a regalar el acero barato.
Entre elogios, hackeos y nuevas barreras comerciales, queda claro que la relación entre Sheinbaum y Trump es la telenovela política del momento. Quizá sea cuestión de tiempo para que el expresidente le envíe una gorra roja con la frase "Make Sheinbaum Great Again". Hasta entonces, seguiremos atentos a este inesperado romance político.
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