🧅 ¡El Beto y el PT a la baja por
traidores. Morena adelanta! 🧄
Cuando la democracia se cocina con
papas, despensas y pipas… pero sin agua (ni vergüenza).
En Huatabampo, la elección de comisarios
se convirtió en un verdadero circo político... con todo y payaso principal: El
Beto, alias Alberto Vázquez Valencia, ese alcalde que llegó cobijado por la
Cuarta Transformación pero terminó abrazando la vieja escuela del acarreo, la
amenaza y el trueque electoral. Y es que al ver que los candidatos morenistas
le están comiendo el mandado, el hombre ha entrado en pánico: ahora reparte
papas como si fueran votos y lanza campañas negras como si fueran volantes.
El nivel de desesperación del Beto ya es
digno de telenovela. Con tal de que sus pupilos del PT se cuelguen la
medallita, le ha declarado la guerra a sus supuestos aliados, destruyendo lo
que alguna vez fue un bloque sólido entre Morena, PT y el Verde. Hoy, gracias a
él, esa alianza parece más bien una pelea de gallos... pero con uno de ellos
robando el maíz. Porque cuando el poder es más importante que el pueblo, el
resultado es predecible: una administración dividida, una elección manoseada y
un pueblo cada vez más encabritado.
Y es que el Beto prometía
transformación, pero resultó ser la reencarnación de la vieja política
disfrazada con playera roja. Desde temprano en su administración enseñó las
uñas y ahora, sin el menor rubor, intenta comprar la voluntad ciudadana con
pipas, papas y despensas, mientras los problemas reales —como el agua— siguen
sin resolverse. Porque claro, él cree que con una pipa a cambio del voto, ya
cumplió como alcalde. ¿Y la infraestructura? ¿Y el derecho humano al agua?
Bien, gracias… preguntan por ti.
Las denuncias ciudadanas ya no se pueden
esconder bajo la alfombra. Cada vez son más los testimonios de que el voto se
está intentando comprar con frijol, azúcar y chantaje, y mientras tanto, el
equipo de Morena no necesita despensas, porque lo que tiene es el respaldo de
un pueblo harto de los juegos sucios del Beto. Los sondeos lo confirman:
mientras él reparte verdura, la gente le devuelve puro desprecio.
Pero lo más grave no es el uso cínico de
recursos para manipular la elección, sino el escenario que muchos temen: ¿y si
los candidatos del Beto ganan? Entonces sí, nos espera un Huatabampo gobernado
por un solo hombre, sin oposición, sin crítica, sin contrapesos. ¿Y qué hace un
alcalde sin nadie que le exija? Lo que ya sabemos: absolutamente nada, excepto
cuidar su silla y repartir migajas.
Así que el pueblo tiene una gran
decisión por delante: o se deja llevar por una despensa mal intencionada, o le
pone un alto a la simulación con el voto en la mano. Porque esto ya no es solo
una elección de comisarios, es un referéndum sobre el tipo de gobierno que se
quiere: uno que transforma o uno que trafica con papas.
La verdadera transformación no se mide
en kilos de alimento, sino en dignidad, transparencia y justicia.
Y a eso, El Beto, le ha sacado la vuelta
desde el primer día.
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